Nuestro chicle proviene, como no ha de sorprender, de América. Pero no de Estados Unidos, sino de América Central. Ya se usaba en la época prehispánichiclera para ceremonias sagradas y con fines medicinales. La explotación chiclera fue iniciada por inversionistas extranjeros en la segunda mitad del siglo XIX en Yucatán, Bélice y Guatemala.
Los chicleros trabajan en los meses de lluvia, de julio a enero, que es cuando el látex del chicozapote fluye mejor. El chicozapote es el árbol más abundante de los bosques tropicales, puede alcanzar más de 40 metros de altura y diámetros superiores a un metro. En los años cincuenta, la aparición de la goma sintética provocó una vertiginosa caída de la extracción del chicle y sólo algunas compañías siguieron usando goma natural.
(Tomado del calendario Langenscheidt)