Esta historia fue escrita por uno de mis alumnos.

LO QUE ES TÍPICAMENTE  HOLANDES O LIMBURGUÉS

Porque no soy limburgués de nacimiento, no conozco suficientemente los hábitos típicos de aquí. Creo que lo más típico de Limburgo son los limburgueses. Pues, me limito a los hábitos holandeses.

Algo muy típico en Holanda es quejarse. ¡Hombre! En Holanda  es un deporte nacional.  No importa de qué cosa te quejas, siempre encuentras aplauso. Por eso, cada encuentro empieza con la constatación ¡Qué tiempo hace! Pues el tiempo está siempre demasiado frío, seco, cálido, húmedo,  ventoso etc. ¿No?

Después de esta introducción, puedes participar libremente de la conversación, es decir de escuchar  las quejas de los otros o decir, en voz alta y desesperada,  algo de la falta de comprensión de tu pareja. ¡Ay! Por el momento no tengo que decir nada más en las próximas horas, porque cuando eres hombre las mujeres inmediatamente llaman que eres machista y no entiendes nada de las mujeres, y los hombres dicen que las mujeres son feministas.  Claro que haces lo opuesto cuando eres mujer.

Es el momento más adecuado para ir a ver la máquina de café e instalarte con un cafecito y el diario en un sofá, nadie te echará de menos.

Callarse en el ascensor.                                                                                                                                             Otro hábito muy típico en Holanda es que la gente siempre se calla en el ascensor. Fíjate bien, cuando te subes al ascensor la próxima vez.  Puedes ver un grupo de personas que habla animadamente esperando el ascensor, pero al momento de entrar al ascensor cada uno se calla, y, en cuanto llegan a su destino, continúan la conversación.  En el ascensor los holandeses  se comportan como zombis.

Telefonear en el ambiente público.                                                                                                                 Preguntad a cualquiera qué es lo que más le ofende en la vida cotidiana, y lo primero que dice la gente es que se enfada por la gente que telefonea en voz alta en el ambiente público. Especialmente cuando se trata de un tren o autobús y no se puede excluir este asalto a su entretiempo.                                         Sin embargo, siempre encuentras gente telefoneando en voz alta en el servicio de transporte público. Tu mejor defensa (sin molestar a los culpables) puede ser, disfrutar de las frustraciones de tus compañeros pasajeros.  El público cruje con los dientes, entorna los ojos al cielo, aprieta los labios o suspira exageradamente.  Algunos incluso miran fijamente al culpable, para expresar que hay límite a su paciencia. Claro sin éxito.

Para cortar el tiempo y disminuir tu propia frustración, puedes hacer un juego tú mismo adivinando quién de tus compañeros pasajeros será el primero en interrumpir al culpable.  ¿Será el señor de cara sonrojada y mandíbulas apretadas, o será la abuelita de ojos llameantes quien dirigirá la palabra al infractor para callarle?

¡Ay!, desgraciadamente llegas ya a tu destino.  ¿Quedarse o no quedarse? Esta es la cuestión.