Se pueden hacer todo el año, pero son un dulce típico de la Semana Santa. La receta es muy sencilla y económica: pan del día anterior calado en leche (aromatizada con canela y cáscara de limón); el pan se pasa por huevo y se fríe. Después se les pone azúcar o miel a las torrijas.

La tradición de comerlas en Semana Santa tiene que ver con que, durante la cuaresma, los católicos comen menos carne, así que las torrijas son una alternativa económica y alimenticia.

Las torrijas existen en muchos países, aunque con diferencias. Los ingleses las conocen como “French Toast”, en Francia “pain perdu”, y las hacen a la plancha; en la versión alemana se llaman “Arme Ritter” y en Holanda “wentelteefjes”.

Las torrijas son muy antiguas; existen documentos que prueban la existencia de este dulce ya en el siglo XV. (Revista ECOS)