Viernes por la mañana. Todavía secándome después de la ducha, llama el teléfono.  ‘Hoy, no hay clase de español’ decía una voz muy conocida. ¿Cómo qué?,  entonces me levanté tan temprano para nada, ¡Caramba!

Mi primer impulso era dar un salto atrás a mi cama, todavía con calor agradable. ¡Sí, se puede!   ¿Por qué no? Tengo bastantes pecas para reflexionar y la cama ya resultó el mejor lugar para hacerlo.  Entre sueño y despierto, mis pecas nunca me parecen tan graves, como mucho son pequeñas malas patas. Pero conciente de la idea de que tendría que levantarme otra vez, y calculando que la primera vez me ha costado tantas dificultades, desistí de hacerlo.

Necesitaba un cafecito para reflexionar sobre lo que haría con las inesperadas horas libres. Pero, como siempre,  los gatos exigían atención total. En el pasado me equivoqué creyendo que los gatos mostraban su  amor por mí. ¡Que error! Solo quieren comer y nada más.

Al fin me instalé detrás del ordenador con un cafecito. No tenía ganas de empezar con la lista de tareas pospuestas que me obsesionan ya desde mucho tiempo. Pues, abrí mis e-mails para descubrir que no había recibido ninguno. Imagínate, todavía faltaban los malditos indeseables. ¡Que horror! Todo el mundo se ha olvidado de mi por completo. No existo más.

Mientras observo enfadado la pantalla vacía, recibí una señal que entró un mensaje. ¡ Aja! , que alivio, no me han olvidado por completo. Mi humor mejoró mucho cuando descubrí que era un mensaje de Blanca.  Bromeando se llamaba  siempre ‘Blanca de nieves’, aunque en verdad era lo contrario. Pensando en Blanca, siempre la imagen de la canción ‘Cielito Lindo’ se impone;                      ‘De la sierra morena cielito lindo vienen bajando, un par de ojitos negros cielito lindo de contrabando’.  De seguro los ojitos negros de Blanca hablan de contrabando.

Pero mi felicidad era de corta duración porque su mensaje era tan corto y lleno de desaliento como era posible. ‘¡No se puede! .  ¿Cómo qué, no puede? La semana pasada se comprometió acompañarme a un gran festival de música y ahora no puede…..!  No tendría que ser posible. Ya estaba disfrutando de un fin de semana pecaminoso con los ojitos de contrabando, y ahora no se puede. Grrrrrrrrrrrrr  gruño, malditas chicas.

Estaba tan furioso por el rechazo que me desperté asustado descubriendo que todavía estaba sentado detrás de la pantalla vacía del ordenador, donde solo parpadeaba el indicador. Seguro que mi fantasía me jugaba malas pasadas.  Pues, mejor no tener inesperadas horas libres y no ser un soñador.

Claro que este cuento es fingido, cada semejanza con una persona conocida es pura casualidad.